Pignoración
Una pignoración o crédito pignoraticio es una hipoteca en la que dejamos en prenda una garantía real.
Cuando contratamos una hipoteca, llamamos pignoración o crédito pignoraticio a aquella hipoteca en la cual se nos exige dejar en prenda una garantía real, ya sea otro inmueble o cualquier tipo de posesión, cuyo importe sea igual al crédito. Es decir, es una hipoteca en la que pondremos una garantía del mismo valor del crédito solicitado.
Estrictamente, una pignoración es simplemente dejar algo en prenda. Esto significa recibir un crédito a cambio de dejar una garantía real del mismo valor del crédito en sí, o similar. Esto depende del tipo de crédito pignoraticio que contratemos.
Por ejemplo, un tipo de pignoración son las casas de empeño. En éstas, la misma casa de empeños tasa el valor que queramos dejar en prenda, y nos presta el valor del mismo en forma de crédito. Esto diferencia las casas de empeño de las tiendas de segunda mano, ya que no se nos paga el bien, si no que se usa como garantía, ya que podremos recuperarlo en caso de que no se venda.
Otro tipo de pignoración son los préstamos en garantía en los que dejamos nuestro coche como prenda. Dependiendo del préstamo, podremos incluso disfrutarlo y no correr el riesgo de perderlo, a no ser que no paguemos el crédito.
Los créditos pignoraticios también se usan bastante a menudo en hipotecas. Al ser créditos tan elevados, las financieras muchas veces necesitan una garantía de pago fuerte, por lo que una pignoración puede ayudarnos mucho a conseguir mejores condiciones.
Un ejemplo de una hipoteca pignoraticia puede ser si disponemos de otro inmueble y lo usamos como prenda para adquirir un segundo inmueble. Aunque muchas veces no podamos disfrutar del inmueble en sí, dependiendo de la financiera, podemos acordar con la misma recibir parte de la rentabilidad del inmueble, si lo usamos como inversión.
Una de las principales ventajas de la pignoración, para el acreedor del préstamo, es que el bien pasará directamente a su propiedad. Esto significa que, en caso de impago, el acreedor podrá poner el bien en venta en una subasta pública.
Esto hace que el acreedor, en caso de impago, no sólo recupere lo prestado si no, dependiendo de cuándo se realice el mismo, incluso puede obtener beneficios. Esto es muy importante de saber si somos los prestatarios, ya que algunas entidades pueden buscar, a propósito, que no paguemos la deuda para poder beneficiarse.
Asegúrate de que el bien que dejas en prenda está correctamente tasado y que la financiera no aplicará comisiones ocultas o ningún tipo de truco para hacer la devolución más difícil.
Piensa que pedir un crédito pignoraticio debe servir para que tengas mejores condiciones, ya que te arriesgas a perder la prenda definitivamente, y ese riesgo ha de ser recompensado.