Los activos tóxicos son aquellos bienes que han perdido su valor y se consideran un lastre para las entidades que los poseen. En este artículo, te explicamos qué son, cómo afectan a las entidades financieras y cómo se comparan con otros activos.
¿Has escuchado hablar de los activos tóxicos en el ámbito financiero?
Los activos que se consideran tóxicos son bienes que, debido a diversas circunstancias, han perdido su valor en el mercado y se han convertido en un problema para las entidades que los tienen en sus balances. En este artículo, te explicamos qué son, cómo surgieron y cómo puedes protegerte de ellos.
¿Qué son los activos tóxicos?
Éstos activos son aquellos bienes, principalmente inmobiliarios, que han perdido su valor y no pueden ser vendidos. Surgieron como resultado de la crisis financiera, cuando muchas entidades adquirieron propiedades que luego se devaluaron, dejándolas con grandes pérdidas.
La Sareb, por ejemplo, fue creada para gestionar y vender estos activos tóxicos adquiridos de entidades financieras que recibieron ayudas públicas. Estos activos, en su mayoría relacionados con el sector inmobiliario, se dividen en préstamos a promotores, inmuebles y activos financieros.
Riesgos asociados
Al igual que otros instrumentos financieros, los activos tóxicos tienen sus riesgos. Estos riesgos están asociados principalmente con la volatilidad del mercado inmobiliario y la capacidad de las entidades para recuperar su inversión.
Algunos de los riesgos más destacados son:
- Riesgo de liquidez: Dificultad para vender el activo en el mercado.
- Riesgo de mercado: Depreciación del valor del activo debido a factores externos.
- Riesgo de crédito: Incapacidad del deudor para cumplir con sus obligaciones.
Tipos de activos tóxicos
Existen diferentes tipos de activos que se pueden considerar un activo tóxico. Dentro de éstos, encontramos diferentes categorías:
- Préstamos a promotores: Créditos otorgados a constructoras que no pudieron ser devueltos.
- Inmuebles: Propiedades que han perdido su valor en el mercado.
- Activos financieros: Otros activos adquiridos por entidades financieras que han perdido su valor.
Activos tóxicos vs. Bonos del Estado
Mientras que los activos tóxicos son bienes que han perdido su valor, los bonos del Estado son títulos de deuda emitidos por el gobierno para financiar sus actividades. Los Bonos del Estado te ofrecen una rentabilidad fija y los puedes considerar una inversión segura, a diferencia de los activos tóxicos, que representan un riesgo para las entidades.
¿Cómo deshacerse de activos tóxicos?
Deshacerse de activos tóxicos puede ser un desafío, pero no es imposible. Aquí te presentamos algunas estrategias que las entidades y particulares pueden considerar:
- Venta directa: Aunque el valor del activo haya disminuido, aún puede haber interesados dispuestos a comprarlo a un precio reducido. Esta es la forma más directa de deshacerse del activo y recuperar al menos una parte de la inversión.
- Reestructuración de la deuda: Si el activo tóxico es un préstamo o crédito, se puede considerar renegociar los términos con el deudor, ofreciendo condiciones más flexibles o reduciendo la tasa de interés.
- Securitización: Convertir los activos tóxicos en valores que puedan ser vendidos en el mercado. Aunque esto puede implicar vender el activo a un precio más bajo, permite convertir activos ilíquidos en liquidez.
- Creación de un «banco malo»: Algunos países han optado por crear entidades especializadas en gestionar y vender activos tóxicos, como la Sareb en España. Estas entidades compran los activos tóxicos de los bancos, liberándolos de estos lastres y permitiendo que se centren en su negocio principal.
- Desarrollo o mejora del activo: En el caso de propiedades inmobiliarias, invertir en mejoras o desarrollo puede aumentar su valor y hacerlo más atractivo para los compradores.
- Alquiler o arrendamiento: Si no es posible vender el activo, considera la posibilidad de alquilarlo o arrendarlo para obtener ingresos regulares.
- Donación o destrucción: En casos extremos, si el costo de mantener el activo es mayor que su valor, podría considerarse donarlo o, si es posible, destruirlo.
- Asesoramiento profesional: Si no estás seguro de cómo proceder, considera contratar a un asesor financiero o una empresa especializada en gestión de este tipo de activos. Ellos pueden ofrecer soluciones personalizadas y estrategias para minimizar las pérdidas.
Recuerda que cada activo tóxico es único, y lo que funciona para uno puede no ser adecuado para otro. Por lo tanto, es crucial evaluar cada situación individualmente y tomar decisiones informadas.
Conclusión
Los activos tóxicos representan un desafío para las entidades financieras, pero también una oportunidad para inversores dispuestos a asumir riesgos. Es esencial entender su naturaleza y cómo se comparan con otros instrumentos financieros antes de tomar decisiones de inversión.
TAE mínimo 0% - TAE máximo 390%. Devuélvelo en un plazo desde 3 a 72 meses.