Hay muchos motivos por los cuales podemos acabar pensando en rehipotecar nuestra vivienda. Nuestra situación económica puede variar sustancialmente en las décadas por las que normalmente se contrata una hipoteca. Desde cambiar de trabajo a un divorcio que nos fuerce a cargar con la cuota nosotros solos, es una práctica bastante común rehipotecar nuestro hogar.
¿Qué es rehipotecar una casa?
Empecemos por definir exactamente qué es rehipotecar una casa.
Cuando decimos que estamos rehipotecando una vivienda, hablamos de que estamos contratando una nueva hipoteca. Por supuesto, hay que hacer un paso previo clave, que es cancelar nuestra hipoteca actual. Por supuesto, entendemos que rehipotecamos la vivienda tras negociar con el banco ante la incapacidad de asumirla en las actuales condiciones, por lo que el mismo banco nos dará el importe necesario para cancelarla, y tendremos que pagar la nueva hipoteca con nuevas condiciones.
Es importante también no conundirlo con vender nuestra vivienda, liquidar la hipoteca con lo ganado y luego contratar una nueva hipoteca en una vivienda diferente. Tampoco tiene nada que ver con poner vender nuestra vivienda mediante una hipoteca, ya que nosotros siempre recibiremos el importe total mediante el banco y el nuevo comprador pagará la hipoteca al mismo.
¿Debería rehipotecar mi casa?
Ten en cuenta que cancelar una hipoteca conlleva gastos de cancelación. Además, este movimiento lo haremos al no poder asumir una cuota elevada. Como ya hemos explicado en anteriores artículos, la TAE es un importe anual que hará que nuestro préstamo se encarezca con el tiempo. Es decir, un 20% de TAE en un año es pagar el 20% del crédito, mientras que si tardamos dos años, pagaremos el doble en comisiones. Por ello, rehipotecar, salvo extrañas circunstancias, siempre nos hará pagar más intereses.
Es por ello que sólo recomendamos rehipotecar tu vivienda si te es prácticamente imposible asumir la cuota mensual. Piensa que puedes acabar multiplicando muchísimo tus gastos totales, por lo que ha de ser una de las últimas opciones.
Además, muchas veces este tipo de operaciones requiere asumir ciertos gastos notariales. Se calcula que, generalmente, entre gastos de notaría, de cancelación y demás, acabarás pagando aproximadamente un 10% más del importe total
Otras opciones
Si tu cuota empieza a ser inasumible, siempre tienes otras opciones. Una que personalmente nos gusta más es la novación de hipoteca. Esta operación es similar, pero difiere en que no cancelamos la hipoteca, si no que la ampliamos.
Al ampliar el importe, no modificamos las condiciones de la hipoteca, simplemente añadimos mayor importe al préstamo. Por lo tanto, las gestiones son menores, aunque sí se aplica aproximadamente un 1% de comisiones a la hora de realizar una novación de la hipoteca.
Igualmente, nuestro mejor consejo es siempre obtener una hipoteca que podamos asumir. Aunque siempre sea mejor pagar nuestros préstamos en menor tiempo, apurar demasiado las cuotas puede acabar siendo peor y hacernos entrar en una espiral de deuda.
TAE mínimo 0% - TAE máximo 390%. Devuélvelo en un plazo desde 3 a 72 meses.