La economía colaborativa, sharing economy o consumo colaborativo, es un modelo de negocio reciente en el cual, mediante plataformas digitales, los particulares pueden ofrecer propiedades privadas o sus servicios a otros particulares sin necesidad de volverse autónomos o crear una empresa para ello.
Tabla de Contenidos
- ¿Qué es la sharing economy?
- Economía colaborativa a través de Plataformas Digitales
- ¿Consumo colaborativo?
- Principales tipos de economía colaborativa
- Preguntas y Respuestas
¿Qué es la sharing economy?
Nadie se pone de acuerdo en cuándo nació la economía colaborativa, pero podemos afirmar que es un modelo reciente que nace gracias a los smartphones y las aplicaciones móviles.
Si bien el concepto de particulares prestando servicios u ofreciendo arrendamiento de sus pertenencias existe desde hace siglos, normalmente estos procesos tenían varias trabas. Por un lado, la burocracia necesaria, ya que para formalizar este tipo de contratos se necesita tener algunos conocimientos legales para redactar los contratos y, en muchas ocasiones, darnos de alta como autónomos.
Por otro lado, la ausencia de visibilidad de un particular que, por ejemplo, deseaba alquilar su casa de verano el resto del año, se limitaba a los círculos sociales o clasificados de los medios de comunicación.
Con Internet esto cambia. Desde los portales inmobiliarios que permiten a los propietarios anunciar sus viviendas, a los portales de segunda mano, cada vez se ve más claro el potencial de internet para que los particulares puedan rentabilizar sus pertenencias o servicios. Pero son los smartphones y las plataformas digitales quienes marcan la diferencia.
Economía colaborativa a través de Plataformas Digitales
Como decimos, aunque algunas pioneras como Airbnb ya eran fuertes a través de sus portales web, la economía colaborativa no comienza a hacerse fuerte hasta que los smartphones se hacen de uso masivo, y las aplicaciones con geolocalización toman el mercado.
Gracias a la inmediatez del móvil, al portal de alquiler de alojamientos vacacionales se le unen otras plataformas, desde el carsharing de BlaBlaCar a la gran gigante de la economía colaborativa, Uber. Y es que las ventajas de las plataformas digitales en el móvil son las siguientes:
- Geolocalización que facilita encontrar el bien que el particular prestará (una vivienda, un coche, etc.).
- Inmediatez para presar y contratar el servicio.
- Reducción de gastos por parte de la compañía intermediaria.
- Facilidad para evitar fraudes al estar asociado a un teléfono de contacto.
Sin duda, disponer de la plataforma digital en un teléfono acabaría siendo el principal catalizador que convertiría la economía colaborativa en un medio de consumo masivo, donde los consumidores ya no eran tan reticentes a usar el coche de un particular o alojarse en una propiedad privada.
Principales tipos de economía colaborativa
La economía colaborativa se ha vuelto tan popular que, prácticamente, cualquier bien o servicio que pueda ser efectuado por un particular tiene cabida en este modelo de mercado. No obstante, los tipos de economía colaborativa más populares son:
- Carsharing. Esto incluye desde los servicios en los que un particular ofrece sus asientos en trayectos largos, como BlaBlaCar, a los que directamente ofrecen su coche en alquiler, como Amovens, pasando por el término medio que Uber ha perfeccionado: conductores ofreciendo su coche y servicios como chóferes.
- Alquiler Vacacional. Siendo Airbnb el gran ejemplo, en este modelo los particulares ofrecen su segunda residencia o propiedades en las que residen, pero ofreciendo una habitación. Este modelo es de los más exitosos y controvertidos.
- Delivery. Aunque la mayoría de la economía colaborativa se centra en bienes, la pionera Uber también decidió adentrarse en el concepto de delivery. Este ofrece sus servicios como «courier» o mensajero, ya sea para actuar como repartidor a domicilio de comida, como para cualquier otra necesidad.
¿Consumo colaborativo? Críticas
La economía colaborativa ha sido objeto de fuertes críticas, y es imposible no admitir que ha tenido un impacto negativo en nuestra sociedad, ya sólo por el malestar que ha producido en ciertos sectores. Si bien sus defensores se aferran a que son un adelanto tecnológico irreversible y al que hay que acostumbrarse, no todos opinan igual.
Aunque las plataformas digitales han ayudado a los particulares a visibilizar y facilitar sus servicios, gran parte del ahorro de estas plataformas vienen al evitar regulaciones. Si bien Uber, por ejemplo, exige a sus empleados cumplir ciertas normas, estos están dados de alta como autónomos y, en términos legales, no son sus empleados.
Y no sólo respecto al bienestar de los trabajadores afecta esta falta de regulaciones. El sector del Taxi se levantó en pie de guerra, ya que su sector está fuertemente regulad. Mientras tanto mientras que las plataformas de carsharing apenas pagan impuestos ni sus conductores requieren licencia.
Además de Uber, la gran polémica de Airbnb es innegable. El uso de viviendas como hoteles sin declarar por parte de ciertos propietarios, el hecho no escondido de que muchas empresas ofrecen sus inmuebles en alquiler a través de la plataforma, o el impacto social que ha generado el priorizar el alquiler turístico al habitacional, ha hecho que la economía colaborativa sea duramente criticada.
También defienden sus detractores que la empresa que ofrece estos servicios, debido a su falta de regulación, ofrece servicios de baja calidad, con chóferes inexpertos o anfitriones poco profesionales, yendo en detrimento de la calidad. Esta polémica también salpicó a BlaBlaCar cuando uno de sus conductores resultó ser un preso fugado.
Sin restar el avance tecnológico y la facilidad que estas plataformas nos han brindado, es bastante probable que sea necesaria una legislación actualizada. Se debe regular un mercado prometedor, pero aún demasiado en pañales.
Preguntas y Respuestas
La economía colaborativa se aplica cuando hablamos de un tipo de negocio en el que usamos bienes privados, destinados al uso personal, también de manera comercial y puntualmente, normalmente a través de una plataforma digital.
En una economía colaborativa, el bien prestado es propiedad privada de un particular no profesionalizado. Normalmente incluye un tercer agente, comúnmente una plataforma digital, pero no es siempre necesario.
El carsharing es un ejemplo en el cual un particular comparte su vehículo con otros, ya sea alquilando su coche o bien compartiendo asientos y gastos en un viaje de larga distancia.
El consumo colaborativo y la economía colaborativa son sinónimos; son modelos de negocio en el que un particular arrenda uno de sus bienes privados de manera puntual a otros particulares, normalmente mediando una empresa.
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