El próximo 29 de Octubre volveremos a cambiar la hora como cada año para ajustarnos al horario de invierno. Esta práctica que llevamos aplicando durante décadas en España se estima que es realizada por menos del 40% de los países del mundo.
Existen argumentos a favor y en contra sobre el cambio de hora y el debate sobre si deberíamos continuar o abandonar esta práctica se repite cada año. En el siguiente artículo explicaremos por qué cambiamos la hora, su impacto y daremos nuestra visión sobre el debate.
¿Por qué cambiamos la hora?
El cambio de hora, también conocido como el horario de verano y el horario de invierno, consiste en ajustar los relojes una hora hacia adelante o hacia atrás en ciertas épocas del año. El motivo principal de esta práctica es aprovechar la luz solar natural y reducir la necesidad de iluminación artificial. En la mayoría de países que realizan el cambio de hora, los relojes se adelantan una hora en primavera y se atrasan una hora en otoño.
El cambio de hora tiene un impacto directo en la percepción del tiempo, la rutina diaria y, por tanto, en los mercados financieros y la economía en general.
Efectos del cambio de hora
Uno de los objetivos originales del cambio de hora era ahorrar energía al aprovechar la luz solar natural durante más tiempo. Sin embargo, los beneficios en términos de ahorro de energía son objeto de debate. Algunos estudios sugieren que el cambio de hora puede reducir el consumo de energía eléctrica, mientras que otros indican que los efectos son mínimos o incluso negativos. Por ejemplo, un estudio del IDAE (Instituto para la Diversificación de la Energía) cifra el ahorro en tan sólo 6 euros por persona y año.
El cambio de hora puede tener un impacto considerable en la salud y el bienestar de las personas. La interrupción de los ritmos circadianos naturales debido al cambio de hora puede llevar a trastornos del sueño y problemas de salud a corto plazo. Los patrones de consumo también se pueden ver afectados e influir en la actividad comercial. Con días más largos durante el horario de verano, las personas a menudo aumentan sus actividades al aire libre y su gasto en ocio, lo que puede impulsar ciertos sectores económicos.
Esta práctica puede alterar significativamente los horarios de negociación en los mercados financieros globales. En particular, puede afectar a los mercados de divisas y a los mercados de valores que siguen diferentes horarios de verano e invierno. La volatilidad en los mercados suele aumentar durante el período de cambio, ya que los inversores se adaptan a las nuevas horas de operación y a las diferencias en los horarios de apertura y cierre de los mercados.
La coordinación de las operaciones entre diferentes mercados internacionales también puede verse afectada. Por ejemplo, cuando un país adelanta su reloj una hora y otro país no se producen desajustes en los horarios de apertura y cierre de los mercados, lo que puede dificultar la sincronización de las operaciones internacionales. De hecho, algunas bolsas de valores y mercados financieros han implementado horarios de operación extendidos para permitir a los inversores una mayor flexibilidad mientras se adaptan a la nueva situación.
Nuestra visión
La principal función del cambio de hora es adaptar el horario para aprovechar la luz natural y ahorrar energía. Ahora bien, si dicho ahorro energético no está claro si es positivo, negativo o simplemente irrelevante, no parece un argumento a favor muy sólido.
Por un lado, las perturbaciones en los ritmos circadianos afectan negativamente a la salud de las personas. La no uniformidad en el cambio de hora entre los diferentes países produce descoordinación en el mercado financiero global incrementando la incertidumbre y la volatilidad durante el cambio y los días posteriores.
Por otro lado, al disponer de más luz natural las personas modifican sus hábitos de consumo y esto se traduce en una mayor demanda agregada que beneficia a un gran número de negocios.
Teniendo todos estos factores en cuenta, el cambio de hora es realmente innecesario, sus beneficios son mínimos y estos se ven opacados por la dificultad que supone adaptarse al cambio. Si el ahorro energético fuese significativo quizá podría ser interesante, pero en un país como España, donde tenemos horas de sol más que suficientes, esta práctica debería haber desaparecido hace mucho tiempo.
Preguntas frecuentes
Consiste en ajustar los relojes una hora hacia adelante o hacia atrás en ciertas épocas del año, habitualmente en Marzo para el horario de verano y en Octubre para el de invierno.
La razón principal es aprovechar la luz solar natural y reducir la necesidad de iluminación artificial, es decir, se busca un ahorro energético beneficiándonos de la naturaleza.
Algunos de los más destacados son: perturbaciones en los ritmos circadianos y salud de las personas, cambios en los hábitos de consumo, descoordinación en los mercados financieros internacionales y mayor volatilidad.
En el caso de España donde disponemos de horas de sol suficientes durante todo el año parece innecesario obligar a que los ciudadanos se adapten al cambio considerando, además, los reducidos beneficios que reporta.
El próximo 29 de Octubre volveremos a cambiar la hora como cada año para ajustarnos al horario de invierno. Esta práctica que llevamos aplicando durante décadas en España se estima que es realizada por menos del 40% de los países del mundo.
Existen argumentos a favor y en contra sobre el cambio de hora y el debate sobre si deberíamos continuar o abandonar esta práctica se repite cada año. En el siguiente artículo explicaremos por qué cambiamos la hora, su impacto y daremos nuestra visión sobre el debate
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