Más comúnmente de lo normal, acumulamos muchas posesiones que, francamente, acaban ocupando espacio en algún lugar de nuestra casa. Y no es que necesites ser Marie Kondo para querer quitártelas de encima; lo primero que se nos suele pasar por la cabeza es vender nuestras posesiones de segunda mano.
Pero claro, es mucho más fácil decir que hacer. Puedes mostrarte optimista al ver esa alcoba llena de trastos caros que ya no necesitas (o puede que nunca hayas necesitado) y hacer una tasación «a ojo» y pensar que te vas a hacer millonario. Pero comúnmente, pensamos que sacaremos más de lo que al final sacaremos. Y es que muchos artículos tendrás que rebajarlos sustancialmente o, incluso, regalarlos.
Busca a tus clientes de segunda mano
El primer paso es decidir saber a quién le has de vender algo. Si tienes tu cámara de fotos semi profesional aparcada porque has dado el salto al mundo profesional, no deberías intentar venderla a alguien que se gane la vida haciendo fotos. Lo mismo sucede con tu colección de figuras de plomo: seguramente saques más vendiéndola por internet, en algún foro de coleccionistas, que a alguien que viva en tu ciudad.
Evita intermediarios y casas de empeño para vender tus objetos de segunda mano
Muchas veces el ansia y el quitarnos las cosas rápido de encima nos pueden hacer perder dinero. Por supuesto, todo depende de tu prioridad, pero al final siempre acabarás «pagando» al establecimiento, al venderlo a un precio inferior para que ellos puedan sacar beneficio. Yendo a una casa de empeños, como Cash Converters (Quienes ofrecen también préstamos a través de Dineo), puede hacer que te deshagas del «problema» en una sola mañana. Pero ten en cuenta que siempre lo venderás a un precio inferior del beneficio que tendrías vendiéndolo directamente al comprador.
Siempre mejor que la competencia
5 céntimos puede que sean suficientes para que un comprador se decida por tu producto en vez de por el de la competencia. Gracias a aplicaciones como Wallapop o sitios como eBay, es muy sencillo tasar el valor de tu producto. Y la manera que tienes para hacer que destaque es una ligera ventaja. Pero, ¡Ojo! No revientes el mercado. Hazlo sólo si es la única ventaja que puedes ofrecer. Si tu producto está mejor que el resto, puedes incluso aumentarle el precio.
Aprende a regatear
El regateo es una práctica poco habitual en España. Si has hecho un viaje a países como Tailandia o Marruecos, seguramente hayas pasado un mal trago intentando no ser ni muy rácano ni muy ingenuo. Pero, a la hora de vender directamente en segunda mano, tendrás que aprender a regatear. Especialmente en plataformas como Wallapop, regatear es un mandato. Intenta siempre poner el artículo ligeramente por encima del precio que esperas o bien ser claro en que no es negociable, pero nunca aceptes la primera oferta.
Asume que hay cosas que no venderás
Hay muchos artículos que, por muy caros que sean, nunca podrás vender. Por ejemplo, la ropa interior es difícil de conseguir que nadie te la compre, a no ser que quieras meterte en ciertos mercados algo turbios. En general, artículos que puedan sugerir cierto grado de «mala higiene» asociados, serán difíciles de vender (auriculares, guantes de boxeo…). Otros, simplemente, no llamarán la atención. Plantéate hacer packs con los productos menos atractivos, aumentando así ligeramente el precio del producto que sí sabes que venderás. Por 50€ euros extra, muchos elegirán tu pack de cámara y objetivo antes que lo mismo pero sin lentes.
TAE mínimo 0% - TAE máximo 390%. Devuélvelo en un plazo desde 3 a 72 meses.