Todos conocemos la palabra usura, pero comúnmente no sabemos muy bien explicar cuándo hablamos de usura y cuándo hablamos de préstamos con intereses. Esto se debe principalmente a que el concepto de usura en sí tiene dos acepciones. Para una minoría, la usura es simplemente cobrar intereses, mientras que el consenso común establece que la usura es el cobro de intereses desorbitados, la cual está regulada en la Ley de Usura.
Hoy en día, la usura está legalmente recogida en nuestro código penal. Salvo algunos países de corte dictatorial, el préstamo a cambio de una ganancia en intereses es una práctica habitual que potencia las economías mundiales. Por tanto, la usura a términos legales sólo se produce cuando el importe de los intereses es abusivo.
Historia de la Usura
Originalmente, la usura se refería al mero hecho de prestar dinero cobrando a cambio unos intereses. Diversas son las religiones y culturas que han perseguido dicha práctica al considerarla inmoral. Por ejemplo, durante el reinado de Carlomagno, la ley de usura consideraba delito cualquier préstamo.
No obstante, históricamente la tendencia siempre ha sido la misma: despenalizar el cobro de intereses y desligarlo del concepto de usura, que normalmente se convierte en el acto de prestar dinero a intereses desorbitados. Por ejemplo, en el Imperio Romano se pasó de considerar delito el cobro de cualquier interés a hacerlo solo si este subía del 12%. Otro ejemplo es el del catolicismo que, aunque suele criticarla, hace tiempo que dejó de considerarla un pecado.
Además, la usura se ha usado tradicionalmente como pretexto para perseguir a minorías. Por ejemplo, es uno de los pretextos usados para perseguir a los judíos, desde las expulsiones de judíos en la España medieval hasta el infame Holocausto Nazi. Y, a pesar de la creencia popular, el judaísmo también lo consideraba en sus inicios un acto inmoral.
Observaciones morales a parte, lo que es cierto es que desde que el cobro de intereses ha dejado de considerarse usura, las economías mundiales han salido beneficiadas. Recordemos que este acto, al final, genera un doble beneficio.
Por un lado, el prestatario obtiene liquidez. Esta liquidez, además de salvar deudas, también puede estar destinada a la creación de un negocio. Esto puede tanto crear empleo como simplemente estimular la economía. Por otro lado, el prestamista obtiene a cambio un beneficio por su acción, lo cual genera riqueza. Esto se traduce en una estimulación de la economía en la cual todos salen beneficiados.
¿Cuándo es un préstamo usurario según ley de usura?
Como hemos visto, un préstamo con intereses ya no se considera un préstamo usurario. Hemos visto cómo en caso de que la deuda se pague, ambas partes y la economía en general salen ganando. No obstante, si no seguimos ciertas normas éticas, un préstamo puede causar un impacto negativo y considerarse usurario.
Dependiendo de el país y la legislación, superar cierto porcentaje de intereses se considera usurario. Además, un gestor financiero debería saber en qué situaciones un prestatario será capaz de asumir la deuda. Por desgracia, existe gente cuyo interés en prestar dinero no consiste en recuperar la deuda y ganar con los intereses asociados, si no en enriquecerse a costa de la incapacidad del prestatario de pagarla.
Un ejemplo serían préstamos con fuertes penalizaciones por impago. El prestamista estaría más interesado en que el prestatario no pueda pagar su crédito. De esta manera, uniría los intereses por mora al TAE nominal.
Otro ejemplo son los créditos en los que se pone algún bien como aval. Normalmente estos bienes superan el importe de la deuda, por lo que el prestamista podría intentar encontrar prestatarios sin solvencia. De esta manera, el prestamista ya sabría que obtendría los intereses cobrados y el bien en cuestión, haciendo un negocio redondo. Por supuesto, no todos los préstamos con aval son usurarios, pero algunos podrían serlo.
Este tipo de préstamos, además de lo poco ético que son, no contribuyen a la economía y solo gana una parte. Esto puede ocasionar grandes colapsos financieros, como el de la crisis de 2008, en la que mucha gente recibió hipotecas que realmente no podían asumir. Aunque sea tentador culpar al prestatario por su temerosidad, el prestamista también debe asumir la culpa, quizá con más razón. Recordemos que un prestamista es un experto financiero, mientras que el consumidor no tiene por qué serlo.
La Ley de Usura o Azcárate
Desde 1908, la Ley Española se ha encargado de juzgar los créditos abusivos o usurarios usando la Ley de Azcárate como referencia. Y no, a pesar de su nombre, esta ley no se refiere a hacer llaves Kárate a los bancos abusivos.
Esta Ley se dedica a contemplar los escenarios en los que podemos considerar un crédito como abusivo o usurario. Regula varios aspectos, como que no se realicen préstamos a menores o personas incapacitados judicialmente. No obstante, lo más común es que se la invoque para controlar que los intereses de un préstamo no superen notablemente el precio del dinero.
Por supuesto, esto no es una cifra matemática exacta, y dependerá de varias circunstancias. Cuando sospechemos que hemos sido víctimas de unas comisiones usurarias, tendremos que dirigirnos a la jurisprudencia. En caso de que así lo consideren los tribunales, el préstamo podría declararse nulo. En esta situación, dependiendo de lo que hayamos pagado, podríamos incluso recibir el dinero de vuelta.
Como no caer en un préstamo usurario
La mejor manera de solucionar unas comisiones usurarias es evitarlas. Para ello, has de seguir ciertas precauciones a la hora de pedir un crédito. La primera es, como siempre, saber que puedes permitirte ese préstamo que tanto te tienta.
Otro factor a tener en cuenta, como decimos, es leer bien la letra pequeña y las condiciones de pago y, más importante, las comisiones de impago. Si vemos que una entidad pone mucho énfasis en las consecuencias del impago, unido a un interés alto, debemos sospechar. Esto nos da a entender que están acostumbrados al impago por parte del prestatario, por lo cual es probable que basen su negocio en ello.
Es importante siempre acudir a un comparador de préstamos para no limitarnos a contratar la primera oferta que pasa delante de nuestras narices. La publicidad agresiva puede hacernos caer en malos préstamos sin mirar la letra pequeña y ahí entra ley de usura.
Si igualmente has caído en un préstamo abusivo que te ha dejado una deuda inasumible, deberías intentar acudir a los juzgados. No obstante siempre puedes solicitar una reunificación de deudas si la situación se hace insostenible. Muchas entidades hacen uso de agencias de recobro que pueden ser extremadamente molestas. Puedes optar por abonar tu deuda con esta reunificación, y más tarde, si el juicio falla en tu favor, recuperar las comisiones abusivas.
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